El nacimiento de algo mágico

Todo comenzó en el colegio, sitio en el que tuve un compañero que perdía vista gradualmente, tres veces por semana le acompañaba una mujer a las clases, era su educadora especial de la ONCE. Se encargaba de transcribirle los texto y libros al Braille, de hacerle el mundo educativo un lugar más accesible.

Han pasado muchos años de ese momento, de hecho, apenas son necesarias ya aquellas máquinas que taladraban el oído de todos los que la escuchábamos mientras transcribía al maravilloso idioma en relieve.

Y diréis ¿Y tú que tienes que ver esta historia? Pues porque aquella niña, fascinada con el trabajo de aquella educadora que mi compi tenía, movilizó a la clase para que recibiéramos clase de Braille en horario lectivo, es decir una forma de hacer la educación más inclusiva… y lo conseguí.

Desde ese momento supe que quería ser pedagoga terapéutica o educadora especial. Y aquí estoy con 25 años, una carrera de maestra de educación primaria y mención de educación especial y máster en psicología y psicopatología perinatal e infantil.

Todo este proceso de formación lo he vivido unida a un proyecto social al que tengo que agradecerle grandes educadoras y varios años de experiencia laboral.

Sea el ámbito que sea, mi mundo siempre ha estado basado en la inclusión y la conclusión a la que llegado es: en la sociedad los diferentes no son incluidos de manera plena, sigue habiendo muchísimos prejuicios respecto a la gente que no es igual en pensamiento, en energía o en economía…

Por ello nace MágicaMente, la solución está en el interior. Tenemos que mirar hacia dentro para ver lo que hay afuera y lo que está en el exterior está adentro de nosotros.